Mostacillas

Lulú triunfa en Hollywood
taller_mostacillas@yahoo.com
Mas
Site Feed
Home

Lulu presenta

Text Link Ads

Enhebra la aguja

Enfila las mostacillas

Urde los puntos

Mostacillas

Mis abalorios
Maria's virtual home
Kathi Lawson
Beadsky
Bellaonline Beadwork

Manualidades

Reves Derecho
Tejedoras Secretas
Disueños
Manos y lanas
Sally
Renaissance girl
Hecho a mano es mejor
Faro del sur
Cristina
Tejiendo para vivir
Proyectos Artesanal
Buenas Puntadas
Al Sur del Sur
Rebusca que te Gusta
¡Es lo que hay!
Lolita Blahnik
Topita Voladora
Chiquetadas
Limones y Naranjas
La Rueca Invisible
Mystic Artesanal
Corazon de Sandi­a
Mis damitas en Heidelberg
Patry
Sous le Soleil
Piniblu
Hadas y Flores
Mi Escodite
Made in Anuska
Fieltromania
Dejame terminar esta fila
Luna lunera
Te toco la China
Chuculeta con raton

En inglés

Jigra Knits
Amimono Pop
Craftster
Craftivism
Crafty Chica
ThriftDeluxe
Subversive Cross Stitch
Dioramarama
Redefining Craft
Whip Up
Get Crafty
My Paper Crane
See Eunny Knit
Angry Chicken
Molly Chicken
Wee Wonderfuls


whipup

Etcetera

Paypal
Esto es una porqueri­a
Como ser necio en 10 dias
Moliendo Paltas
Bajo Confesion
Hermana Bernadette
¡Que cosa!
Pamela Romero
Pink is the New Blog
Only Revolutions
Feministing
Todo vuelve a la matriz

www.flickr.com
This is a Flickr badge showing public photos from taller_mostacillas. Make your own badge here.

Pinceles

Estadisticas y contadores web gratis
Oposiciones Masters

Capilla, calcetas, cocina
Como es evidente, siempre se ha vinculado el mundo de lo hogareño a las mujeres. En está misma clasificación también entran las manualidades. Entonces, ¿cómo es posible que algo tan férreamente unido a la idea de la dueña de casa perfecta y al dominio del patriarcado pueda ser considerado feminista?. Visto de ese modo es imposible. Pero hoy en día, cada día más mujeres se dan cuenta de que la realidad es otra y efectivamente puede ser utilizado como una herramienta del feminismo.

Tanto en la sociedad occidental como oriental, la mujer es relegada a las tareas del hogar. Se enseña desde la niñez que las mujeres “están hechas” para formar una familia, y velar por los cuidados y satisfacción de los hijos y el marido. Una mujer con hijos sanos, un marido trabajador, una casa bien cuidada y muchos electrodomésticos no podría ser más feliz. ¿Verdad?

Pero a medida que el tiempo pasaba, las mujeres se fueron dando cuenta que por más limpio que estuviera el piso, no eran más felices. Comenzaron a sentir “el malestar sin nombre”. ¿Qué estaban haciendo mal, si parecían tenerlo todo?.

Y no estamos hablando de cientos de años hacia atrás. Las mujeres ya habían conseguido derecho a sufragio y tenían acceso a la educación. Pero algo ocurrió cuando la segunda guerra mundial terminó y los hombres comenzaron a llegar a casa.

Las mujeres que trabajaban supliendo los puestos de los hombres combatientes fueron despedidas. De pronto todas las mujeres debían volver a casa y mimar a los valientes soldados sobrevivientes. También debían tener muchos hijos, para ofrecérselos a la patria. Y por supuesto, para reactivar la economía, tuvieron que comprar muchos hornos y lavadoras. Un enorme retroceso.

Pero aún había esperanzas. Pues mujeres como Betty Friedan y su obra “La mística de la feminidad” llevaron a una total revolución feminista que llevo a las mismas mujeres a nombrar su propios malestares y así intentar desvincularse de la vida que se veían obligadas a llevar.

Y acá surge un debate interesante sobre los términos “igualdad” y “diferencia”, pues entre los múltiples feminismos existen algunas corrientes que apuntan hacia la “igualdad” con los hombres, y otros hacia la absoluta “diferencia”.

El problema con la igualdad es que la máxima aspiración es poder vivir en una sociedad donde las mujeres logremos ser igual que los hombres. Lo cual es una abominación tan terrible como decir que los negros logren ser como los blancos o los musulmanes como los católicos. Pues si es la igualdad lo que buscamos, estamos aceptando que el hombre es el ejemplo y base de la sociedad. Que el hombre es el ser perfecto por naturaleza, y que nosotras, las mujeres, también podemos aspirar a ser como Él. ¿Cómo es posible que decirle a una mujer “eres buena en eso para ser mujer” sea positivo, cuando decirle a un hombre “eso que haces es de mujeres” es negativo?. Y es que el problema no es la igualdad, sino la desigualdad.

Por eso la diferencia me parece un término más adecuado. Pues aceptamos que en la raza humana hombres y mujeres son dos cosas distintas, cada uno con sus cosas buenas y malas, pero que para poder hacer funcionar las cosas deben participar de manera conjunta y complementaria.

No debemos intentar ponernos en el mismo lado de la balanza que los hombres porque la sociedad se desequilibraría, por el contrario, cada uno debe ponerse en su propio lado y así lograr un balance.

¿Y como se relaciona todo esto con las manualidades y lo hogareño? Es bastante simple.

El problema de la opresión contra la mujer no es el hecho de que tengamos que encerar el piso y cocinar para los hombres, sino que no tenemos otra opción.

Cuando a la mujer no se le permite estudiar o trabajar en lo que quiere, y se la deja en la casa a cargo de la familia como si para eso hubiese nacido, surge el descontento. Aparece el malestar que ya parece tener nombre.

Si todas las mujeres tuviésemos la oportunidad de hacer lo que quisiéramos, incluso quedarnos en casa y ser “hogareñas”, las cosas serían muy distintas. El problema no es la escoba.

Algunas feministas aborrecen totalmente cualquier trabajo domestico, en ese sentido, que las vean tejiendo sería una vergüenza atroz.

Pero una vez que la mujer “nombra” su malestar y se plantea cambiar su situción, las manualidades aparecen como una herramienta de comunicación y acción. Yo tejo porque así lo quiero, no porque mi condición de mujer así lo requiere.

Tejer en público (y como lo he dicho en post anteriores, tejer es el genérico para cualquier manualidad) es una reivindicación de lo femenino, es decir: esto lo hago voluntariamente y a plena conciencia.

Tejer en comunidad puede ser considerado como una instancia de comunicación feminista. Es una reunión con otras mujeres, cada una con sus propias vidas y problemas que se juntar para dar vida a algo que no son bebés. Es un momento donde se comparten vivencias, no solo para saber el dato de donde venden la lana más linda, sino para comunicar hechos que parecen tan simples y caseros, pero que son de vital importancia para la vida femenina.

Tejer o cocinar para alguien es un acto de amor. No debe ser algo obligatorio, un “yo cocino porque es la madre quien debe hacerlo”. El cocinar es más que el acto físico, es paliar el hambre de una persona y darle a ésta un momento placentero.

Y nunca me cansaré de decirlo: que sea una actividad femenina no quiere decir que sea algo exclusivo de las mujeres. Los hombres también pueden hacerlo, así como también ellos pueden ser feministas (y acá surge nuevamente el feminismo de la diferencia, pues éste no solo busca resolver los problemas de género, sino que plantea que el patriarcado es la base de los problemas de raza, de clase, entre otros. Es decir, el sistema donde el hombre es el modelo a seguir causa múltiples problemas políticos, económicos, religiosos, ecológicos, etc. En este sentido, cualquier hombre interesado en hacer una sociedad más justa, puede efectivamente sentirse feminista. No hay que ocupar sostén para darse cuanta de los problemas de género, como tampoco hay que vivir en África para percatarse de los problemas sociales).

Así, podemos convertir a las manualidades en una herramienta de expresión que crea vínculos con quienes nos rodea, que activa nuestra imaginación y poder de creación, que nos hace hombres y mujeres más completos. La mujer ya no está relegada a la iglesia, la crianza de los niños y el cuidado del hogar, pero si lo desea puede seguir asistiendo a la capilla, continuar tejiendo calcetas para sus hijos y entrar a la cocina cuantas veces quiera.

(Y Meredith no sabe tejer. Aunque con ese veterinario hasta a mí se me olvida.)
Lulú triunfa en Hollywood 9:33 p. m.
viernes, julio 14, 2006
5 mostacillas

5Mostacillas

Por supuesto que Meredith no sabe tejer, aún así me gusta el programa. No sabes como coincido con todo lo que dices. Soy una profesionista que hace 9 años decidió quedarse en casa para cuidar a los niños y tejer es lo que me ayuda a que mi vida no sea monótona (por los quehaceres, no por los niños). Aunque soy mamá y tejo y cocino, no me considero un ama de casa tradicional, porque yo lo elegí y lo disfruto.

De Blogger andrea 1:02 a. m.  

totalmente de acuerdo. el quid del asunto es la eleccion.
tan valido que quieras y puedas salir a trabajar y estudiar como que quieras trabajar en casa.
solo falta que a todos nos parezca igual de valido que un hombre quiera y decida quedarse en casa y hacerse cargo de la casa y los niños y tejer o bordar o carpinterear o lo que se le ocurra y nadie piense que es un mantenido, etc etc etc.

lo malo con Meredith fue que sus productores o escritores presentan las manualidades como una alternativa a la vida sexual.

De Blogger Paula460 10:07 a. m.  

bien dicho, nuevamente, acerca del componente reivindicativo de la mujer en la acción de tejer (o "mostacillear" o lo que sea). asi como los otros mencionados en tus post anteriores (una terapia, expresión de una cultura, identidad, etc). felicitación.

y sobre la "igualdad" entre el hombre y la mujer, coincido también en esa persepctiva, pero no hay que dejar de lado el tema de "igualdad de oportunidades" (not paridad)

cuando tejo, lo hago porque elijo esa actividad, idem cuando leo.No así cuando paso la aspiradora o limpio el baño. es así. Saludos!!

De Blogger marie 4:49 p. m.  

mi madre siempre ha sido un madre trabajadora, nos dejo a los 4 hijos a cargo de mi adorada Marti, y cuando a los otros les tejian chalecos o cosas las mamas a mi me los hacia la marti porque mi mamá no tenía tiempo, después, creo a partir de lo mismo, mi mamá empezó a padecer enfermedades largas, depresión, estrés y cosas así, y ahi recien pudo tejer, ahora le hace lindos chalecos a mi sobrina, el tiempo anterior que trató de tejer, le daba alergia, y empezón un chaleco cuando yo tenia como 12 que aun no lo termina y se lo terminará a la porota, mi sobrina... jejeje

eso nada mas quería decir, que cuando uno opta... es mejor.

De Blogger Verrito 7:10 p. m.  

En muchas cosas tienes razon,no hay como hacer algo a conciencia y agrado,pero sin tener nada en contra de los hombres,las mujeres y muchas!!! cumplen el rool de mama-papa , no hay tiempo para tejer,ni mucho menos una complicada comida , el tiempo sigue demostrando que las "mujeres" somos mas responsables,y somos mamas hasta la muerte , en cambio el hombre ,podra ir a una guerra,ganar mas sueldo,pero en cuestiones de responsabilidades dejan mucho que desear , no lo digo yo ,lo dicen estadisticas judiciales y el tiempo,que es el mejor testigo implacable.Si los gobiernos estuvieran representados por mujeres, habria mas amor en el mundo!!! mujeres tiren las agujas y las escobas y proyectensen como seres humanos.

De Anonymous Anónimo 1:01 p. m.  

Deja la tuya

PETA2.com