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El anillo más fácil del universo
¿Tienes que hacer un regalo de último minuto?, ¿quieres empezar a crear cosas con mostacillas, pero aun no tienes el tiempo?. Lulú triunfa en Hollywood Inc. trae la solución. A continuación, las instrucciones para construir el Anillo más Fácil del Universo.

Materiales:

  • Un alicate para cortar y otro para doblar (el que tiene las puntas redondas)
  • dos trozos de alambre con memoria para anillos
  • un metro de alambre delgado flexible
  • mostacillas, mostacillones, canutillos, medios canutillos o lo que tengas a la mano
Instrucciones:

1. Con el alicate para doblar haz una vuelta en uno de los extremos de cada pedazo de alambre con memoria (que has cortado previamente con el alicate para cortar, by the way)

2. Inserta los mostacillones en cada anillo dejando un espacio para volver a hacer un vuelta en el otro extremo del alambre. Es importante que los dos alambres tengan el mismo número de mostacillones.

3. Pon un anillo sobre el otro, alineando el primer mostacillón. Enrrolla el alambre flexible entre las vueltas y el primer mostacillón, de esta manera, ambos anillos quedan unidos.

4. Pasa el alambre a través del primer mostacillón del anillo de más abajo. Enhebra una mostacilla y luego pasa el alambre a través de la segunda mostacilla del anillo de arriba.

5. Enhebra dos mostacillas y pasa el alambre por el tercer mostacillón del anillo de abajo. Enhebra tres mostacillas y pasa el alambre por el cuarto mostacillón del anillo de arriba.
Para que el anillo vaya haciéndose más ancho, debes ir aumentando el número y/o el tamaño de las mostacillas. En mi caso, luego de cada mostacilla ponía la misma cantidad de medios canutillo.

6. Continúa enhebrando mostacillas. Cada vez que tengas que pasar el alambre por el anillo de abajo lo haces por los mostacillones impares, y si es por arriba, a través de los pares. Una vez que llegas hasta la mitad del anillo, es decir, su parte más ancha, comienza a disminuír.

7. Cuando llegues al final, enrolla el alambre entre los últimos mostacillones y la vuelta final del alambre con memoria, corta lo que sobre.

Y listo. El Anillo más Fácil del Universo está terminado.
Lulú triunfa en Hollywood 3:37 p. m.
lunes, julio 31, 2006
12 mostacillas

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Rayas
Lo que pudo terminar como una pesadilla, no resultó tan doloroso como esperaba. Al fin he terminado mi primer calcetín (porque el segundo ni siquiera lo he empezado). No sé en qué momento se me ocurrió empezar mi experiencia calcetinera con el calcetín más largo que encontrara, pero valió la pena.

Y pude comprobar que el mito de que a los gatos les gusta jugar con ovillos de lana no es cierto. Les gustan las cosas terminadas.
Lulú triunfa en Hollywood 12:28 p. m.
8 mostacillas

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Aros de Gomitas


Hace un par de días mi hermano estuvo de cumpleaños y uno de mis gatos le regaló un paquete de gomitas alemanas con forma de gatitos (sí, leyeron bien).

El caso es que resultaron ser los dulces más asquerosos del mundo. ¿No les basta a los alemanes porner shorts y suspensores como para además hacer dulces malos? Llegué a pensar que estaban hechas con chucrut.

Pero eran tan lindas. Hermosas. No fui capaz de botarlas, pensé que algo se me ocurriría hacer. Y como ya podrán imaginarse ¡las trasnformé en mostacillas!. En realidad es un experimento, aun tengo que esperar un buen tiempo para comprobar que no se van a descomponer.

Estas son las instrucciones por si quieren intentarlo en casa:

1. Atraviesa al pobre animal con un vástago. Ayudate con un alicate si la gomita es muy dura y/o el metal muy blando.

2. Limpia los restos de gomita del vástago y luego dóblalo para formar una argolla. Si vas a hacer unos aros, puedes ponerle enseguida el gancho, pero si no sabes sabes muy bien en qué utilizarlo, puedes ponerlo momentaneamente en un anillo de alambre con memoria.

3. Cubre toda la gomita con esmalte transparente para uñas. Cuélgalo para que se seque- Luego repite esta operación por lo menos tres veces y deja secar durante una noche. Al día siguiente la gomita va a estar endurecida y brillará.

4.Listo, ahora solo tienes que averiguar de qué manera lo ocuparás.

Si bien aun no compruebo su descomposición, creo que no importaría tanto si se llegan a podrir, ya que son tan faciles de hacer que pueden reemplazarse. Encuentro que son ideales para las niñas o las mujerzuelas con alma de niñas. Eso es todo por ahora.
Lulú triunfa en Hollywood 4:55 p. m.
jueves, julio 20, 2006
10 mostacillas

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Capilla, calcetas, cocina
Como es evidente, siempre se ha vinculado el mundo de lo hogareño a las mujeres. En está misma clasificación también entran las manualidades. Entonces, ¿cómo es posible que algo tan férreamente unido a la idea de la dueña de casa perfecta y al dominio del patriarcado pueda ser considerado feminista?. Visto de ese modo es imposible. Pero hoy en día, cada día más mujeres se dan cuenta de que la realidad es otra y efectivamente puede ser utilizado como una herramienta del feminismo.

Tanto en la sociedad occidental como oriental, la mujer es relegada a las tareas del hogar. Se enseña desde la niñez que las mujeres “están hechas” para formar una familia, y velar por los cuidados y satisfacción de los hijos y el marido. Una mujer con hijos sanos, un marido trabajador, una casa bien cuidada y muchos electrodomésticos no podría ser más feliz. ¿Verdad?

Pero a medida que el tiempo pasaba, las mujeres se fueron dando cuenta que por más limpio que estuviera el piso, no eran más felices. Comenzaron a sentir “el malestar sin nombre”. ¿Qué estaban haciendo mal, si parecían tenerlo todo?.

Y no estamos hablando de cientos de años hacia atrás. Las mujeres ya habían conseguido derecho a sufragio y tenían acceso a la educación. Pero algo ocurrió cuando la segunda guerra mundial terminó y los hombres comenzaron a llegar a casa.

Las mujeres que trabajaban supliendo los puestos de los hombres combatientes fueron despedidas. De pronto todas las mujeres debían volver a casa y mimar a los valientes soldados sobrevivientes. También debían tener muchos hijos, para ofrecérselos a la patria. Y por supuesto, para reactivar la economía, tuvieron que comprar muchos hornos y lavadoras. Un enorme retroceso.

Pero aún había esperanzas. Pues mujeres como Betty Friedan y su obra “La mística de la feminidad” llevaron a una total revolución feminista que llevo a las mismas mujeres a nombrar su propios malestares y así intentar desvincularse de la vida que se veían obligadas a llevar.

Y acá surge un debate interesante sobre los términos “igualdad” y “diferencia”, pues entre los múltiples feminismos existen algunas corrientes que apuntan hacia la “igualdad” con los hombres, y otros hacia la absoluta “diferencia”.

El problema con la igualdad es que la máxima aspiración es poder vivir en una sociedad donde las mujeres logremos ser igual que los hombres. Lo cual es una abominación tan terrible como decir que los negros logren ser como los blancos o los musulmanes como los católicos. Pues si es la igualdad lo que buscamos, estamos aceptando que el hombre es el ejemplo y base de la sociedad. Que el hombre es el ser perfecto por naturaleza, y que nosotras, las mujeres, también podemos aspirar a ser como Él. ¿Cómo es posible que decirle a una mujer “eres buena en eso para ser mujer” sea positivo, cuando decirle a un hombre “eso que haces es de mujeres” es negativo?. Y es que el problema no es la igualdad, sino la desigualdad.

Por eso la diferencia me parece un término más adecuado. Pues aceptamos que en la raza humana hombres y mujeres son dos cosas distintas, cada uno con sus cosas buenas y malas, pero que para poder hacer funcionar las cosas deben participar de manera conjunta y complementaria.

No debemos intentar ponernos en el mismo lado de la balanza que los hombres porque la sociedad se desequilibraría, por el contrario, cada uno debe ponerse en su propio lado y así lograr un balance.

¿Y como se relaciona todo esto con las manualidades y lo hogareño? Es bastante simple.

El problema de la opresión contra la mujer no es el hecho de que tengamos que encerar el piso y cocinar para los hombres, sino que no tenemos otra opción.

Cuando a la mujer no se le permite estudiar o trabajar en lo que quiere, y se la deja en la casa a cargo de la familia como si para eso hubiese nacido, surge el descontento. Aparece el malestar que ya parece tener nombre.

Si todas las mujeres tuviésemos la oportunidad de hacer lo que quisiéramos, incluso quedarnos en casa y ser “hogareñas”, las cosas serían muy distintas. El problema no es la escoba.

Algunas feministas aborrecen totalmente cualquier trabajo domestico, en ese sentido, que las vean tejiendo sería una vergüenza atroz.

Pero una vez que la mujer “nombra” su malestar y se plantea cambiar su situción, las manualidades aparecen como una herramienta de comunicación y acción. Yo tejo porque así lo quiero, no porque mi condición de mujer así lo requiere.

Tejer en público (y como lo he dicho en post anteriores, tejer es el genérico para cualquier manualidad) es una reivindicación de lo femenino, es decir: esto lo hago voluntariamente y a plena conciencia.

Tejer en comunidad puede ser considerado como una instancia de comunicación feminista. Es una reunión con otras mujeres, cada una con sus propias vidas y problemas que se juntar para dar vida a algo que no son bebés. Es un momento donde se comparten vivencias, no solo para saber el dato de donde venden la lana más linda, sino para comunicar hechos que parecen tan simples y caseros, pero que son de vital importancia para la vida femenina.

Tejer o cocinar para alguien es un acto de amor. No debe ser algo obligatorio, un “yo cocino porque es la madre quien debe hacerlo”. El cocinar es más que el acto físico, es paliar el hambre de una persona y darle a ésta un momento placentero.

Y nunca me cansaré de decirlo: que sea una actividad femenina no quiere decir que sea algo exclusivo de las mujeres. Los hombres también pueden hacerlo, así como también ellos pueden ser feministas (y acá surge nuevamente el feminismo de la diferencia, pues éste no solo busca resolver los problemas de género, sino que plantea que el patriarcado es la base de los problemas de raza, de clase, entre otros. Es decir, el sistema donde el hombre es el modelo a seguir causa múltiples problemas políticos, económicos, religiosos, ecológicos, etc. En este sentido, cualquier hombre interesado en hacer una sociedad más justa, puede efectivamente sentirse feminista. No hay que ocupar sostén para darse cuanta de los problemas de género, como tampoco hay que vivir en África para percatarse de los problemas sociales).

Así, podemos convertir a las manualidades en una herramienta de expresión que crea vínculos con quienes nos rodea, que activa nuestra imaginación y poder de creación, que nos hace hombres y mujeres más completos. La mujer ya no está relegada a la iglesia, la crianza de los niños y el cuidado del hogar, pero si lo desea puede seguir asistiendo a la capilla, continuar tejiendo calcetas para sus hijos y entrar a la cocina cuantas veces quiera.

(Y Meredith no sabe tejer. Aunque con ese veterinario hasta a mí se me olvida.)
Lulú triunfa en Hollywood 9:33 p. m.
viernes, julio 14, 2006
5 mostacillas

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Tejer en la cabeza

O coser, pintar, recortar o ¿mostacillear?. Da lo mismo. Existe otra razón más para llevar una vida de manualidades.

Porque tejer un calcetín, coser una cartera o armar un collar es más que un proceso físico. También tejemos en nuestras cabezas. Y eso ayuda: activa partes de nuestro que no usamos siempre, nos ayuda a concentrarnos y nos relaja.

Y es esta última característica de la que hablaré hoy.

Porque el hecho de que algo tan simple nos relaje hoy en día es muy importante. Claro, podemos relajarnos en una sesión de masajes en un spa, en un jacuzzi o en unas vacaciones, ¿pero cuantos de nosotros efectivamente podemos hacer eso?. Y si tuvimos un mal día y necesitamos eliminar las tensiones, ¿que se puede hacer?. Ponernos en acción y tejer.

Tejer (o cualquier otra actividad similar) es útil para relajarse y meditar, porque mientras lo hacemos, nuestra cabeza funciona de una manera especial. Mantenemos ocupadas nuestras manos, estamos concentrados en algo, pero aún así nuestro cerebro nos permite pensar en lo que sea. Es una forma de evasión sana y muy provechosa. También se puede estar concentrados ocupando las manos durante una neurocirugía, pero es imposible relajarse.

Al tejer estamos ocupados, pero libres de tensión (a no ser que a alguien se le ocurra tejer la bufanda más larga del mundo o el chaleco más grande de Chile). Es una actividad repetitiva a la cual nuestro cerebro se acostumbra y queda despejado para cualquier tipo de divagación mental. Es como hacer yoga sin la necesidad de poner las piernas detrás de la cabeza.

No es lo mismo que quedarse acostado en la cama pensando en lo que sea. Porque una vez que el proceso se termine habremos construído con nuestras propias manos un objeto que antes no existía. Y ese mismo proceso se puede trasladar a nuestras cabezas, pues mientras tejemos estamos creando y cambiando nuevas ideas.

Muchas personas, al ver las cosas que hago me dicen: "Ah, ¡pero qué paciencia!" o "¿Cómo no te enfermas de los nervios?". Y mi respuesta es que justamente así cultivo la paciencia y evito volverme loca.

A mi me encanta ver tele. No sé que haría sin cable. No sé que haría sin Jack Bauer, o Seinfeld o sin escuchar el Auf Wiedersehen semanal. Pero me siento culpable. MUY CULPABLE. Y este año, en el cual además a penas tengo responsabilidades (en otras palabras, soy una desertora universitaria) pensé que esto de la tele se me iba a ir de las manos. Entonces, para sentirme más productiva mientras me acuesto frente a la tele (porque no me siento) me pongo a tejer o a hacer collares. Así puedo estar una hora pegada la tele (dos), pero en esa misma hora he creado algo. En mi retorcido mundo, eso funciona.

Y en sus retorcidos mundos, también podría funcionar. Por eso es que me encanta decirle a las personas que hagan manualidades. A simple vista parece algo super trivial, algo superficial, algo "de mujeres". Pero estoy segura de que una vez que esto se descubre, tanto hombres como mujeres pueden sacar muchos beneficios de algo tan simple como tejer una corrida en derecho, y la siguiente en revés.
Lulú triunfa en Hollywood 1:35 p. m.
miércoles, julio 05, 2006
15 mostacillas

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Nantucket, el gato castrado





Esta es la presentación en sociedad de Nantucket, el gato castrado. Es mi segunda producción en crochet. Ok, en verdad, es la primera que termino, pero las otras han sido lindas intenciones.

Anyway, obviamente yo no lo inventé. Ni que fuera Martha Stewart. Saqué el patrón de acá.

Tuve que ponerle una bufanda porque el cuello parecía Frankenstein. Ahora que lo pienso, fui mi mamá la que me dijo que le hiciera la bufanda, una tierna manera de decirme que parecía Frankenstein. También tuve que amputarle las piernas y volverselas a coser, porque me quedaron muy separadas y parecía gimnasta olímpico. De paso, le corte sus cositas, sin querer. Asi que ahora no siente nada. Y talvez se cambie el nombre a Lourdes Nantucket.

A todo esto, Federica (mi gata de pelo, no de lana), se enamoró. Los pillé durmiendo juntos en la alfombra. Pobre Federica, aun no sabe que Nanty está esterilizado. Así es la vida.

Lulú triunfa en Hollywood 12:49 p. m.
5 mostacillas

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