Desde hace siglos que las mujeres cosen, hilan, bordan, tiñen, recortan, pegan y tejen. En un principio eran tradiciones para suplir necesidades básicas. Afuera estaba helado y la guagua tenía frío, había que abrigarla. Los niños iban a la escuela y el marido a trabajar, había que vestirlos.
Pronto se convirtió en parte fundamental de la vida de las féminas. Era común ver distintas generaciones bordando en un mismo salón, compartiendo sus técnicas, materiales y una taza de té. Estas reuniones se convirtieron en una importante instancia de socialización, donde las mujeres estaban unidas por más que una hebra de lana. Abuelas, madres e hijas conversaban y aprendían, traspasaban la historia familiar de generación en generación.
Luego vinieron innumerables guerras. Los hombres partieron al campo de batalla. Algunas mujeres fueron a las fábricas, otras a los hospitales. Y muchas se quedaron en casa. Éstas últimas, que a simple vista parecían no hacer nada, pasaban eternas tardes pensando en sus esposos o hijos, confeccionando distintos objetos con sus propias manos, ya sea para enviárselas a las tropas o para suplir lo que no podían comprar para el hogar.
Y así, casi de repente, llega una revolución. Aparecen los sostenes en llamas y el vello corporal. Oleadas de feministas rebelándose contra el patriarcado y toda vinculación con el esclavizante mundo de la dueña de casa.
Las tareas hogareñas parecían ser un castigo que nos mantenían siempre al margen de la sociedad. Había que negarse entonces, a vivir la vida de la cocina.
¿Cómo se explica esta repentina valoración de las manualidades?. Hacerte tu propia ropa ha dejado de se algo de “abuelitas”, reminiscencia de tiempos pasados. Hoy es lo más top que puedes hacer. Completamente hipster.
Y se debe precisamente, porque más que esclavizarte, hacer las cosas con tus propias manos reivindica tu autosuficiencia.
En todo el mundo hombres y mujeres se reúnen a tejer, o a pintar, o a escribir. Hombres y mujeres jóvenes, educados y liberales en actitud punk-rock. Craftivistas. Las manualidades se convierten en un asunto político, y por sobretodo, feminista.
¿Debería avergonzarte hacer algo que siempre ha estado relacionado con lo femenino? En absoluto. Porque te hace libre. Más libre que aquellos hombres y mujeres que menosprecian o temen de lo femenino. Ser hombre debe ser genial, pero ser mujer es igual de fantástico.
Si comparamos las manualidades con lo que podemos comprar en una tienda no hay donde perderse. No hay niños pakistaníes de 10 años, tuberculosos y encerrados en una caja de cemento, te ahorras dinero (¡que puedes invertir en aún más manualidades!), aprendes a valorar el costo humano y económico de las cosas, no eres parte del ciclo empresario monstruoso – comercial con la ultima canción en francés de moda – tienda – tarjeta de crédito – tú, y estás siendo totalmente única.
O único. Porque si bien las manualidades son efectivamente algo “femenino” no quiere decir que los hombres quedan excluidos de la maravillosa dicha que es darle forma a algo a través de nuestras propias capacidades. Y así como animo a todas las mujeres a tomar sus palillos (o agujas, brochas, papeles, taladros, lo que sea) y salir a la calle a craftear orgullosas, aliento a los hombres a que salgan y hagan lo mismo: luzcan orgullosos sus creaciones.
La próxima vez que alguien me diga que parezco abuela, o dueña de casa, o feminista o perra, no me ofenderé, es más, me sentiré orgullosa, porque no los considero términos negativos. Considerando la historia y mis propias vivencias, sé que así son las cosas, y creo estar haciéndolas bien.
9Mostacillas
esta es una serie de post que son todos "memorables", tienes un don... expresas muy bien tus ideas.
Gracias, me gusta mucho leerlos.
Precisamente las nuevas "olas feministas" reivindican una vuelta al hogar. Entiéndase no todas de vuelta a la casa, sino el mero hecho de poder elegir sin por ello sentirse mal (más/menos feminista, útil...etc.)
Creo que parte del renacimiento de las manualidades se basa en eso precisamente, no hay porque rechazar algo exclusivamente, o casi, femenino, no tiene nada de malo; de hecho es de las cosas más gratificantes que una pueda hacer.
Aquí tienes el enlace a un artículo trata de este tema y que me pareció muy interesante:
http://getcrafty.com/blogs.php?user=jean&entry=598
De Lía 6:18 a. m.
yo soy "neo-machista".
y que?
ser mujer es total! podemos transformar nuestro mundo y el mundo entero.
podemos dar vida a un estropajo y a un nuevo ser humano.
usar sostenes? claro, si te acomodan. No usar? claro, si te acomoda.
ser mujer no es ser medio ser humano... es ser la mitad de la humanidad.
lía me ha encantado el link... y vi la fecha y es ben antiguo... super, lo puse en mis bookmarks, gracias
;D
Yo creo en lo que con tanto tino tratas...hay algo en mí... algo que no puedo reprimir y es mi creatividad, esa necesidad de asombrarme a mi misma y retarme también descubrir que los límites si yo lo deseo no existen...que soy capaz de hacer cosas hermosas y cada vez que las vea diga....¿hice yo esto? y no por la admiración de los demás si no por la propia admiración que siento yo por mí misma (aunque suene a vanidad)
Esto del feminismo de la tercera ola con un toquecito de actitud punk es lo máximo, gracias por ponerle palabras al sentimiento de todas nosotras ;)
Los felicito por su trabajo, estuve horas buscando en internet cómo hacer algunas manualidades y las encontré en su sitio, espero que sigamos encontrándonos cuando nos surgen esas dudas que no sabemos con quién resolver.
Muchas gracias.
Chile
De 5:51 a. m.
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De 8:19 p. m.